CULTURA IBÉRICA Y ROMANA

Estelas ibéricas del Bajo Aragón (II): Tossal de les Forques, Cretas (Teruel).

Una estela con la que se podía tropezar.

A dos kilómetros al sur de la de Mas de Madalenes se hallaba la segunda que analizaremos del conjunto bajoaragonés. Su paradero actual es hoy completamente un misterio, aunque… ¿pudiera seguir donde estaba?

El trascendente paso de mirar a ver.

Al menos hasta que Juan Cabré la diera a conocer en 1923, aparecía colocada como parte del umbral de acceso a una edificación rural muy cercana a Cretas. Ésta era propiedad de uno de sus vecinos (Manuel Monreal) quien “no es recorda quan fou posat allí” (Cabré 1923, 632).
Los pequeños trabajos de limpieza y excavación en uno de sus laterales quedan perfectamente atestiguados por las fotografías realizadas por el investigador, al igual que las huellas características dejadas sobre ella por el paso de las ruedas de carro que habían alterado con relativa intensidad su forma original. De hecho antes de plantarla, ya estaba partida longitudinalmente en sentido vertical.
Podemos suponer que la reinterpretación de la humilde piedra debió producirse a lo largo de la década anterior a su publicación, dado que no aparece citada en sus escritos anteriores (Cabré 1908a; Cabré 1908b; Cabré 1909-10).

 

Estela del Tossal de les Forques. Fotografía de Juan Cabré. Fototeca del Patrimonio Histórico nº 0866).

Estela del Tossal de les Forques.
Fotografía de Juan Cabré. Fototeca del Patrimonio Histórico nº 0866).

 

Pero… ¿Dónde?

Según Cabré, el lugar estaba a unos 300 metros al este del asentamiento ibérico del Tossal de les Forques e inmediato a la marca del kilómetro 11 de la carretera de Calaceite a Valderrobres, a unos 350 metros de las primeras casas de Cretas.
Casi un siglo después ha habido sustanciales cambios en algunas de estas referencias:
El hito viario ha desaparecido tras diferentes remodelaciones de nombre y kilometraje de la hoy vía asfaltada, pero observando la cartografía histórica, podemos centrar bastante bien su situación sobre la actual margen suroriental de la carreta A-1413.
Igualmente el perímetro de la localidad del Matarraña ha aumentado, por lo que las primeras casas a las que hacía referencia Cabré no corresponden con las actuales y sí con las que existen al oeste y sur de la Plaza Pascual Buendía.
Por otro lado, también sabemos la posición que ocupaba y ocupa el yacimiento ibérico de Tossal de les Forques, y no se ha movido de su disposición a lo largo de una elevación al noreste de la población.
Así pues, todo apunta a un mismo lugar, salvo la referencia (pensamos que errónea) de Cabré al colocarlo al oriente del yacimiento arqueológico, pues en realidad el corral arruinado está al noroeste, junto a la vía hoy asfaltada e inmediato al antiguo y desaparecido indicador kilométrico. Hemos de tener en cuenta que el calaceitano era bastante pródigo en estos lapsus de navegación. Además, y dado que no contamos con la ciencia infusa de conocer los nombres y situación de todos los mases de Cretas, hemos dispuesto del testimonio de un perfecto conocedor de todos estos lugares: Joaquín Llerda, natural de la población del Matarraña, y a quien agradecemos sus indicaciones.
Difícil resulta encontrar mayor descripción del enclave a principios del siglo pasado, pero retrocedamos hasta mediados de los cincuenta y repasemos la configuración general del lugar a partir de la fotografía aérea:

 

Ortofoto vuelo 1956.

Ortofoto vuelo 1956.

 

Hemos remarcado el perímetro en rojizo e indicado con una flecha verde el desvío que partiendo de la carretera debía llegar lógicamente a la entrada principal.

 

Ortofotografía vuelo 2008.

Ortofotografía vuelo 2008.

 

Situación de Mas de Madelenes y Tossal de les Forques.

Situación de Mas de Madelenes y Tossal de les Forques.

 

Dado que la estela presentaba las marcas de rodadura, es razonable suponer que debía corresponder con ese acceso desde la carretera y no con otras puertas que hoy permanecen en pie. Ese portal noroccidental aparece cubierto de vegetación y acumulación de escombros tras su ruina, sin que podamos observar si aún permanece o no su umbral.

 

Acceso principal.

Acceso principal.

 

Además de corral debía contar con otras dependencias dedicadas a tareas agrícolas. La pared exterior nororiental limitaba con una amplia era para la trilla, perfectamente nivelada y apisonada que aún se mantiene, aunque ahora sea un depósito de materiales abandonados.

 

Era del Tossal de les Forques.

Era del Tossal de les Forques.

 

Para acceder a esta última y a mayor altura que la abertura principal, existe otra justo en la esquina noreste, cuyas jambas están levantadas con sillares de arenisca (muy posiblemente reaprovechados del inmediato yacimiento arqueológico) y que sostienen un dintel de madera. El resto de los lienzos son de mampostería. Se adivina además que el remate superior del vano debía ser diferente en su configuración original.

 

Puerta lateral en Tossal de les Forques.

Puerta lateral en Tossal de les Forques.

 

Detalle de la jamba junto a la esquina.

Detalle de la jamba junto a la esquina.

 

Es de destacar que sobre la superficie de un sillar, junto al batiente, aparece grabada en hueco una figura rematada en un círculo radiado (cuyo rayo superior central es una cruz) que se apoya sobre una columna y su base.
Este tipo de representación esquemática es muy similar a otros ejemplos bajoaragoneses, caso del ejemplo inciso sobre una baldosa del pavimento de La Fresneda (Benavente 2002, 170), o el realizado con técnica de repiqueteado en el conjunto inédito de grabados del Mas de Valén en Nonaspe.
Si bien el caso de La Fresneda se considera como la imagen de un cáliz, pensamos que los tres se corresponden mejor con las llamadas custodias portátiles de tipo sol, cuya generalización entre los elementos de culto católicos peninsulares, se puede fechar desde principios del siglo XVII hasta la actualidad (Martínez Subías 2010, 481).

 

A la izquierda baldosa de La Fresneda, derecha Grabado repiqueteado de Mas de Valén, Nonaspe (Zaragoza)

A la izquierda baldosa de La Fresneda, derecha grabado repiqueteado de Mas de Valén, Nonaspe (Zaragoza).

 

  Ejemplo del modelo de custodia de tipo sol. Albentosa (Teruel) siglo XVIII Cabré 5505.


Ejemplo del modelo de custodia de tipo sol. Albentosa (Teruel), siglo XVIII Fotografía de Juan Cabré. Fototeca del Patrimonio Histórico nº 5505).

 

La tarea de labra del graffitti fue posterior a la elevación del muro, pero ¿cuánto? Resulta imposible responder a esto sin pisar la peligrosa tierra de las conjeturas.
Quedan algunas otras dudas:
Podemos suponer que se trata de una representación esquemática de una custodia, pero ¿qué hace al lado de una puerta en una era?, y/o ¿qué significa?
La presencia de cruces de variada tipología en las jambas de las puertas (especialmente en la arquitectura popular) se ha interpretado como elementos que buscan una protección simbólica del conjunto habitado, con efecto apotropaico, tanto de su contenido como de sus moradores. ¿Pudo una custodia de tipo sol desarrollar el mismo papel o aumentarlo? De nuevo difícil responder sobre ese proceso tan humano de racionalizar lo irracional.

Volviendo a la estela ibérica:

Contando ahora con esta sucinta referencia sobre el lugar del hallazgo, y su probable situación en él, pasaremos a conocer algo más de la estela.
Hemos comentado que aparecía partida en sentido longitudinal y como se aprecia en las fotografías, el lado fracturado reposaba sobre el suelo.
Debido a su uso y a los numerosos golpes que sufrió se produjo además una fisura perpendicular a la anterior. A ello se han de sumar las marcas de las rodadas que comenta Juan Cabré: “després mutilada de nou extraordinàriament en fer-hi dos sécs perquè poguessin pasar-hi les rodes dels carros” (Cabré 1923, 632).

 

Fotografía de Juan Cabré. (Fototeca del Patrimonio Histórico nº 0885).

Fotografía de Juan Cabré. (Fototeca del Patrimonio Histórico nº 0885).

 

A partir del dibujo realizado propuso una reconstrucción ideal de su estado original, calculando una altura de 1,12 m., anchura de 0,41 m. y grosor de 0,19 metros.
Con la base de una interpretación, la historiografía arqueológica posterior la ha asumido como un hecho real, lo que supone un salto bastante arriesgado. Luis Fernández Fuster, en su recopilación de 1951 confiere un valor absoluto a la intuición de Cabré (Fernández 1951, 65) y tras él se ha repetido sin atisbo de duda.

 

Dibujo de Juan Cabré.

Dibujo de Juan Cabré.

 

Lo más aproximado a la “realidad” pudiera ser trabajar con la escala asociada al dibujo de la publicación, y prescindir de las líneas discontinuas de lo “ideal”. De ello podemos deducir que lo que quedaba de la estela debía medir 1,05 m. de altura, 0,25 m. de anchura y 0,19 m. de grosor. Ésta última referencia no se puede contrastar con la vista en perspectiva, pero sí darla como buena, pues no estaba entre las propuestas ideales de Cabré.
En su artículo y en los posteriores se asumió igualmente que correspondía con la casi completa mitad izquierda de una estela, faltándole el remate superior. Veamos esto algo más despacio.
Al igual que ocurre con la Estela de Mas de Madalenes se talló sobre piedra arenisca local, acomodándose así las dos a un modelo ortoédrico. En este caso (según las instantáneas) conservaba en regular estado sólo uno de sus límites perimetrales planos originales: el izquierdo. Asumiendo la adecuación del dibujo de Cabré también debía conservarse el uniforme inferior, aunque nunca aparece en los disparos fotográficos de los que disponemos.
Podemos dar también por buena la superficie frontal decorada, pero desconocemos si la posterior mantenía una superficie plana o no. Parece que se da por supuesto, pero en ningún lugar se afirma tal cosa.
Con todo ello podemos llegar a la conclusión que (con alguna duda) la única medida que pudiera corresponder con las originales es la del grosor, muy similar a la de Mas de Madalenes.
En cuanto a su decoración incisa, una orla perimetral de líneas paralelas y relleno en zigzag delimitan otros motivos centrales. Las fotografías dejan claro que por lo que respecta a la banda inferior así era, pero en la lateral apenas se atisban restos de ello debido al fuerte desgaste por su reutilización en el corral. En todo caso y con el referente de la cercana de Mas de Madalenes, pudiera ser bastante razonable esa reconstrucción.
Siguiendo hacia el interior del campo rectangular ornamentado se plantea también una ligera variante respecto al de Madelenes: la diagonal con el mismo esquema decorativo que la orla, se desplaza un poco más hacia arriba para dejar hueco a dos puntas de lanza que medían 17 cms. de longitud. En el centro y casi completos, observamos dos círculos concéntricos que enmarcan un zigzag estrellado y en su interior una roseta hexapétala trazada con alguna herramienta similar al compás. Es destacable que en los clichés se aprecia bien que se mantenía una pequeña oquedad de apoyo en su centro aunque no representada en el dibujo.
Más recelamos sobre la existencia de otros elementos por encima de ese motivo central y que aparecen en el calco manual. Juan Cabré anota: “Creiem, amb molt de fonament, que a la part que manca hi havia una altra punta de llança i tres més fent simetria en la zona superior de l’estela, i tal vegada, a sobre, una inscripció ibérica “(Cabré 1923, 632). Los detalles de esas supuestas lanzas superiores que muestran las placas de vidrio no corresponden con el calco, parecen más bien fracturas reinterpretadas con demasiada buena intención. No deja de ser otro acto de fe pensar en la existencia de otra inscripción ibérica sobre ellas.
Como hemos visto que ocurrió con las medidas, de la hipótesis, con el tiempo, se pasó a una “realidad”. De las dos lanzas más las cuatro supuestas por Cabré, pasaremos a la existencia sin otra explicación de “tres puntas de lanza y los indicios de una cuarta” (Fernández 1951, 65).

 

Singular dibujo de Fernández Fuster.

Singular dibujo de Fernández Fuster.

 

Continuando con la descripción, bajo el límite inferior de la parte decorada “[…] veiem una zona de 35 centímetres d’amplada sense decorar, i que deu correspondre a la part que s’enfonsava a terra; “(Cabré 1923, 632). Es muy interesante la observación de que la ornamentación incisa no ocupaba al completo la altura de su soporte, pero de ahí a concluir que esa zona lisa inferior era la que se enterraba, hay un ligero salto mortal.
Intentando en lo posible huir de ello, es innegable que entre las estelas de Mas de Madalenes y Tossal de les Forques hay notables convergencias formales y estilísticas. En palabras de Cabré: “S’ha de reconèixer que la troballa d’aquesta segona estela ha estat la clau per restaurar l’altra estela de Cretes, puix que entre elles hi ha un innegable parentiu“(Cabré 1923, 632). Pero el riesgo surgió cuando de dos incompletas se creó una ideal (por lo demás bastante razonable) que evolucionó rápidamente para convertirse en un modelo positivo y empírico dentro de la investigación arqueológica.

¿La estela procede del yacimiento ibérico inmediato? Problemas de cronología:

Por desgracia el estado del enclave sobre el que se disponía el antiguo poblado es muy triste: la cercanía a Cretas, los cultivos y principalmente la construcción de varias edificaciones modernas han alterado profundamente su propio entorno, convirtiéndolo en ocasiones casi en una escombrera.
Por lo que respecta al poblado ibérico de Tossal de les Forques nunca ha sido objeto (como el de Mas de Madalenes) de excavación arqueológica científica. Las prospecciones realizadas más recientes (Moret et alii 2006, 146; Martínez Bea 2009, 37-42) indican la existencia sobre la cima de la elevación de restos de una construcción aparentemente cuadrangular de tipo torre. Descendiendo por la ladera occidental encontramos un grueso muro, tal vez perteneciente a un cierre del recinto.
Los materiales arqueológicos dispersos por las laderas apuntan a una cronología del Ibérico Pleno (Moret et alii 2006, 146) establecida entre los inicios del siglo V y el último cuarto del IV a.C. En el caso de Mas de Madalenes coincidiría este periodo de ocupación, aunque parece que éste último perduraría más tiempo, hasta el Ibérico tardío.
La propuesta arqueológica más considerada en la actualidad es que estas estelas se realizan entre los siglos II y I a.C. (Marco 1976, 90; Marco 1978, 91; Izquierdo y Arasa 1999, 278), cosa que evidentemente contrasta con lo que observamos en este ejemplo.
Pueden darse tres soluciones: la prospección no ha mostrado toda la ocupación del lugar; simplemente no procede del cercanísimo Tossal de les Forques o… se abre la posibilidad de fecharlas también en época prerromana. En esa misma situación incierta se encontrarían la hallada en San Antonio de Calaceite, La Miraveta (Cretas), tal vez Torre Gachero (Valderrobres) y El Palao (Alcañiz) (Moret et alii 2006, 255). Pudiera ser así que el origen de su talla y grabado pudiera retrasarse al menos hasta siglo III a.C., coincidiendo con la aparición de la escritura ibérica en el Bajo Aragón y atestiguada por un graffitti sobre una pared de una de las viviendas de San Antonio (Moret et alii 2006, 254).

Salvador Melguizo

Bibliografía:

 

Benavente, J. A. 2002: «La presencia y localización de los graffitti en el Bajo aragón», en A.A.V.V. Los graffiti: un patrimonio inédito para el análisis de la historia de las mentalidades, Al-Qannis, 9, 163-174.
Cabré, J. 1908a: “Hallazgos arqueológicos”, Boletín de Historia y Geografía del Bajo-Aragón, septiembre y octubre 1908, 214-244.
Cabré, J. 1908b: “Excavaciones practicadas en el monte de San Antonio de Calaceite”, Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, octubre a diciembre de 1907, Vol. 4 – nº 28, 234-241.
Cabré, J. 1909-1910: Catálogo artístico-monumental de la provincia de Teruel [Manuscrito], I, Fondos digitalizados del CSIC.
Cabré, J. 1923: “Esteles ibèriques ornamentades del Baix Aragó”, Anuari de L’Institut d’Estudis Catalans, VI, 629-641.
Fernández, L. 1951: “Las estelas ibéricas del Bajo Aragón”, Seminario de Arte Aragonés, III, 61-76.
Izquierdo, I. y Arasa, F. 1999: “Las imágenes de la memoria, antecedentes, tipología e iconografía de las estelas de época ibérica”, Archivo de Prehistoria Levantina, XXIII, 259-300.

Marco, F. 1976: “Nuevas estelas ibéricas de Alcañiz (Teruel)”, Pyrenae, XII, 73-94.
Marco, F. 1978: Las estelas decoradas de los conventos Caesaraugustano y Cluniense en Caesaraugusta, Caesaraugusta, 43-44, Zaragoza.
Martínez-Bea, M. 2009: Delimitación de yacimientos arqueológicos en el término municipal de Cretas (Teruel), Expediente Dirección General de Patrimonio Cultural (Diputación General de Aragón) 394/2009, Inédito.
Martínez Subías, P. 2010: “La colección de platería del Museo Franciscano de Arenas de San Pedro (Ávila): del Plateresco al Rococó”, en Rivas, J. (Coord.) Estudios de platería, San Eloy 2010, Murcia, 463-486.
Moret, P.; Benavente, J.A. y Gorgues, A. 2006: Iberos del Matarraña. Investigaciones arqueológicas en Valdeltormo, Calaceite, Cretas y La Fresneda (Teruel), Al-Qannis, 11. Teruel.

 

5 pensamientos en “Estelas ibéricas del Bajo Aragón (II): Tossal de les Forques, Cretas (Teruel).

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  2. Gracias por tu trabajo Salvador me parece interesante y despues de tantos lios de nombres localizaciones es muy esclarcedor de lo del Mas de Pere la Reina aun podemos afinar mas, ya estaremos en contacto gracias Joaquin LLerda

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